De los asentamientos rurales, salieron la mayoría de los hombres que forjaron la imagen del Norestense de mediados del siglo pasado. Jóvenes trabajadores, ahorrativos, de palabra. Llegaban a la ciudad y aprovechaban las oportunidades de desarrollo. Se mantenían en contacto con sus raíces.
¿A dónde van a parar ahora, los jóvenes que salen de nuestros pueblos? ¿Cuantos engrosan las filas de la delincuencia?