Hace algunos fines de semana, un grupo de amigos tuvimos la oportunidad de visitar Guerrero Tamaulipas, junto con uno de nuestros compañeros, ya que él y su familia tienen un rancho ganadero allá, herencia de su padre. Pero la mejor herencia que les dejó su padre fue el valor al trabajo, con su ejemplo y con frases golpeadas como: «!No sea pendejo mijo, si la pendejéz fuera enfermedad, estarías en coma!»
Heroes nacionales deberíamos nombrar a quienes dedica trabajo, dinero y esfuerzo, para lograr producir alimento en estas tierras, y vivir honradamente.
En 1750 como parte del proyecto de población del rio Bravo y la costa del golfo de México, cuando separaron, por tercera vez, estas tierras del Nuevo Reino de León, y formaron el Nuevo Santander, hoy Tamaulipas, fundaron la Villa de Revilla. 62 familias salieron de pueblos de Nuevo León y/o Coahuila para asentarse a orillas del río Salado, antes de su desembocadura con el Bravo.
Salimos el viernes en la tarde, por la carretera de Monterrey a Miguel Alemán, pasas Pesquería, Marín, Dr. Gonzalez, Cerralvo y antes de llegar a Mier, volteas a la izquierda por la rivereña. Llegamos a Guerrero a surtir el mandado y nos fuimos a cenar y dormir en el rancho.
No hay mejores noches que las del rancho. Con todo y la madreada de los amigos de la infancia. Carne asada una noche y cabrito asado la otra, acompañados de salsa norteña y tortillas de harina, cervecita, un tequila o un ron Flor de Caña que nos aportó mi suegro Ramón, olor a monte, cuidar la leña, anécdotas, chistes, burlas, mentiras, aire de libertad, y arreglado del mundo, bajo un cielo verdaderamente azul y estrellado.
El pueblo a cambiado tres veces de lugar, en los alrededores de los dos ríos, y dos de nombre. Guerrero se llamó por el héroe de la independencia, General D. Vicente Guerrero, recién consumada esta.
El mejor atractivo de Guerrero es su gente. Amables, echados para adelante, aportando su esfuerzo diario para salir adelante. Otro de los atractivos son contar con muy buena carne, gorditas de harina, y dulce de leche (¿será norestense el lugar?).
Don Roberto Martínez tiene 38 haciendo el dulce de leche quemada, que heredó de su suegro después de más de 60 años de hacerlas. Es un dulce con 100 años de tradición.
En 1928 se estableció un puente internacional que unía a Guerrero con la comunidad de Zapata, Texas. Más adelante surgió un proyecto entre Estados Unidos y México para construir una presa internacional, aprovechando al rio Bravo. Por lo que hubo que reubicar, por segunda vez, en 1952, a los pobladores de Guerrero, creando la presa Falcón. Dejando atrás Guerrero Viejo, una impresionante ciudad en ruinas, que debería ser patrimonio nacional.
En Guerrero Viejo, en cada piedra que sigue en pie, se quedó el esfuerzo de tantos norestenses que nos han precedido, demostrándonos que los que quieren, pueden.
La presa Falcón ha sido fuente de suministro de agua, de alimento, y de turismo por la pesca deportiva, pero también de injusticia, por la negociación de las cuotas de agua por ambos países, y de inseguridad, por el trafico ilegal entre los dos países.
El pueblo sigue en pie, con sus ranchos ganaderos, su pesca, su hotel y riquísimo restaurante, el Capri, con más de 50 años cocinando recetas de tradición familiar, y con sus guerrerenses.
La caza deportiva del venado colablanca es otro de los atractivos del lugar. En la temporada de casería, llegan deportistas de todo México y de Texas a tratar de llevarse su trofeo. Así, el resto del año, los lugareños se empeñan en mantener el hábitat de este preciado animal, cuidando la vida silvestre.
Nosotros nos llenamos de naturalesa, de grandes ejemplos de vida, y de cultura e historia norestense.
Muchas gracias a Toño, Tavo, Pato, Miky, Carlos, Wuicho, y a Julian (que no es Joaquin) y todos los guerrerenses de gran corazón.